La gestión estratégica implica tanto dirigir la estrategia como gestionar el desempeño mediante la implementación de planes estratégicos y el abordaje de problemas y desafíos específicos, como ingresar a nuevos mercados, tratar con un equipo desmotivado, mitigar el ataque de un competidor o responder a la pérdida de participación de mercado y otros cambios en el ambiente externo.
La implementación de la estrategia no es un tema nuevo en el mundo de los negocios, sin embargo, las generaciones actuales de líderes a menudo se enfocan en cómo planificar, no en cómo implementar lo que se planeó. Quienes participan en un proceso de planificación estratégica generalmente se enfocan en hacer la estrategia, pero muy pocos se enfocan adecuadamente en implementarla. Este comportamiento genera brechas en la implementación de las estrategias y estas brechas son uno de los principales determinantes del fracaso de muchas estrategias.
El término “desafíos estratégicos” se refiere a los factores que ejercen una influencia decisiva en la probabilidad de éxito de una organización. Estos desafíos suelen estar motivados por la posición competitiva deseada por una organización en relación con otros competidores.
Hay tres desafíos principales cuando se trata de desarrollar e implementar estrategias. Son la ideación, el compromiso y el enfoque. Es importante comprender cuál es el núcleo de estos desafíos antes de sumergirse en las soluciones.
El primer desafío estratégico es la ideación.
La ideación es el momento en que se lleva a cabo la lluvia de ideas para comprender los desafíos de la organización e identificar propuestas alternativas para resolver el problema presentado y lograr los objetivos deseados. El momento de la ideación ocurre para que sea posible recopilar ideas que sirvan para responder preguntas y desarrollar soluciones eficientes. Es en esta etapa que todos los involucrados en el desarrollo de la estrategia pueden opinar y proponer sus acciones para intervenir en el problema presentado. Un buen resultado del momento de la ideación se percibe cuando se desarrolla una solución desde varias perspectivas sobre la pregunta inicial.
Los gerentes tienen una idea inicial de lo que quieren lograr, pero cuando lo escriben, nunca llegan a contemplar las grandes visiones en sus cabezas. No tienen una comprensión clara de los pasos que deben seguir para pasar de la visión inicial a la entrega de la estrategia.
El segundo desafío es el compromiso.
El desafío del compromiso se puede entender observando la falta de alineación de la organización con la estrategia. Los empleados alineados son fundamentales para el éxito de la estrategia
Esto sucede cuando el gerente tiene un plan en mente, pero no obtiene la aceptación necesaria de la organización para llevarlo a cabo. Tal vez no se sienta lo suficientemente empoderado, o tal vez se sienta empoderado, pero la gente simplemente se niega a emocionarse con sus ideas para la empresa.
El tercer desafío es el enfoque
Mantener la concentración no es fácil. Este aspecto del desafío estratégico es quizás el más frustrante de todos. El gerente implementa el plan, pero descubre que tal vez la organización está perdiendo el enfoque y volviendo a ser como era antes del lanzamiento de su nueva estrategia “sorprendente”. Las personas no están cumpliendo con las metas asignadas en el plan. Nada cambió realmente entre el antes y el después del lanzamiento del plan. Se siguen incorporando nuevas ideas al plan estratégico que no necesariamente aportan valor. El enfoque implica definir indicadores, KPIs y establecer metas adecuadamente y monitorear la evolución de la estrategia comparando los resultados alcanzados para cada indicador con las respectivas metas establecidas.











